Al clima desértico de la zona se suman los alambres de púa colocados sobre el río Bravo, las torres de vigilancia al estilo de las cárceles, helicópteros, detectores de movimiento y la omnipresencia de la Patrulla Fronteriza.
Es parte de un cambio radical, en cuestión de semanas, en un tema particularmente sensible para el votante estadounidense en una contienda presidencial que se definirá en noviembre entre la vicepresidenta, la demócrata Kamala Harris, y el republicano Donald Trump.
De acuerdo con el promedio de encuestas del portal especializado Real Clear Politics, con fecha al 29 de junio, el 62.4 por ciento de los estadounidenses reprueba el manejo de la frontera del Gobierno del presidente demócrata Joe Biden.
En un esfuerzo por dar un vuelco a esa imagen, la Administración ha intentado mostrar mano dura.
Para el agente de la Patrulla Fronteriza, Orlando Marrero, uno de los mil 600 oficiales desplegados en El Paso, localidad que limita con Ciudad Juárez, la disminución de los cruces comenzó a notarse después de la orden ejecutiva emitida el pasado 5 de junio por el Ejecutivo.
En ella se establece que las personas que crucen ilegalmente no podrán solicitar asilo. La orden, sin embargo, contempla algunas excepciones, como niños que viajan solos, víctimas de trata o personas con una emergencia médica.
Asimismo, los detenidos serán sujetos a la deportación acelerada, entre otras medidas.
A inicios de agosto, Estados Unidos también suspendió “temporalmente” la adjudicación de nuevos permisos humanitarios para los migrantes de Cuba, Haití, Nicaragua y Venezuela, conocidos como “parole”, que permitían hasta 30 mil personas mensuales de esos países viajar y entrar de manera legal a EE.UU.
Los datos de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por sus siglas en inglés) reflejan una clara disminución de los arrestos en El Paso entre mayo (23 mil 478) y junio (14 mil 515) del actual año fiscal, que comenzó el pasado 1 de octubre y finaliza el próximo 30 de septiembre.
Peligros
En conversación con EFE, Marrero alertó de los peligros que representa el cruce de la frontera sur, sobre todo en una zona árida como la de El Paso con Ciudad Juárez.
“Alertamos de todos los peligros a los que se enfrenta el migrante: el intenso calor seco, la deshidratación, las serpientes, quedarse a merced de los grupos criminales, la deportación y hasta la muerte”, subrayó el agente, de origen puertorriqueño, al mostrar una de las 24 torres de vigilancia ubicada a pocos kilómetros del muro fronterizo.
Hasta julio, el Gobierno norteamericano ha contabilizado 132 fallecimientos, frente a los 149 de todo el año fiscal previo, según informó el guardia fronterizo.
“En lo que va del año fiscal 2024, hemos realizado 757 rescates solo en esta zona, 160 más que los del año anterior”, indicó.
EFE visitó un centro de retención de migrantes en El Paso, donde actualmente hay 741 detenidos, principalmente de México, Ecuador y Venezuela.
“Van a seguir llegando”
El director del Instituto Fronterizo Esperanza en El Paso, Dylan Corbett, comentó a EFE que las políticas de mano dura “no cambiarán el escenario a largo plazo” y agregó que “forman parte de una estrategia de rechazo al migrante”.
“Todos los esfuerzos que hacemos para militarizar la frontera y criminalizar a los migrantes no impiden que sigan llegando. Van a seguir llegando: a pesar de las muertes, de la separación de familias y de las deportaciones”, consideró el también coordinador regional adjunto de la Sección de Migrantes y Refugiados del Vaticano.
Corbett criticó los mensajes de odio y xenofobia que lanza el aspirante republicano a la Casa Blanca y expresidente, Donald Trump (2017-2021).
“No sé qué pasará si Trump vuelve. Él motiva a los votantes con su discurso de miedo y odio hacia los migrantes: todo lo que hay del otro lado de la frontera es malo. Esto no debería ser así porque los migrantes han contribuido mucho a este país”. afirma.
Discover more from CALIBRE800
Subscribe to get the latest posts sent to your email.