Pocos días antes de que los demócratas se congreguen en Chicago para su convención nacional, la vicepresidenta Kamala Harris está buscando escapar de la sombra impopular de su aún jefe Joe Biden, moderar sus posiciones más progresistas de cuando era senadora y enfocando su mensaje en la economía, todo parte de un esfuerzo urgente para definir su candidatura presidencial con menos de tres meses para las elecciones nacionales.
Por supuesto la prioridad es una imagen de unidad en público. Este jueves, Biden y Harris realizaron actos conjuntos por primera vez desde que el presidente finalmente cedió ante las presiones del liderazgo del partido y abandonó su esfuerzo cada vez más tambaleante de reelección.
Pero el hecho de que esta primera reunión en público entre el presidente y la vicepresidenta y ahora candidata haya tomado tres semanas refleja el hecho de que Harris cree que se necesita distanciar del cada vez más viejo presidente que sigue siendo poco popular en varias partes del país.
Un 55 por ciento de los estadunidenses desaprueba como Biden está ejerciendo su presidencia, una cifra que es sólo poco más alta que el 52 por ciento que desaprueba al ex presidente y candidato republicano Donald Trump, según un promedio de encuestas nacionales calculada por ABC News. Harris es más popular que ambos políticos.
“Harris no lo dirá directamente en público, pero sus asesores lo dicen en privado: desea romper con Biden”, explican los periodistas de polítitca Mike Allen y Jim Vanderhei del sitio Axios.
Reconociendo que la economía, sobre todo la inflación y el precio de productos básicos, son un tema clave para el electorado, Harris está buscando dar un giro al mensaje de Biden cuando era candidato que enfatizaba la amenaza a la democracia que representa Trump a uno que se enfoca más en temas económicos cotidianos para las mayorías.
El acto conjunto de este jueves, por cierto, se enfocó en asuntos económicos sobre todo el abuso de empresas al elevar precios a productos básicos incluyendo farmacéuticos.
Pero Harris no tiene en sus planes dedicar mucho tiempo a eventos públicos con Biden. En la convención nacional demócrata que durará cuatro días la próxima semana, Biden -el presidente del país y por lo tanto, el demócrata supremo- sólo tiene programado hablar ante su partido la primera y siempre la menos importante noche del gran espectáculo político. Es una hora menos importante que la ofrecida al ex presidente Barack Obama, quien hablará la segunda noche, o Bill Clinton, quien tomará el micrófono el miércoles. La vicepresidenta y candidata presidencial será coronada el jueves al culminar el magno evento.
En este país, no es sorprendente que en medio de un ciclo electoral los políticos se alejen de políticas impopulares de sus aliados, pero la velocidad con la cual la cúpula demócrata parece estar abandonando a Biden está asombrando a los medios y comentaristas y aparentemente hasta al propio presidente.
“Biden le ha comentado a sus asesores y socios más cercanos que está aceptando las razones por las cuales salió de la contienda presidencial el mes pasado, pero aún siente frustración con miembros de su propio partido que él cree que lo sacaron”, reportó Politico esta semana. Según algunas versiones, Biden está particularmente enfadado con la ex presidenta de la cámara baja Nancy Pelosi por no decirle abiertamente que ella estaba promoviendo su fin.
Aunque Pelosi niega que haya llamado a otros líderes para sacar a Biden de la contienda, reconoció en una entrevista con The New Yorker que expresó a quienes le hablaban que “tiene que haber un cambio en el liderazgo”. Y en varias entrevistas en las últimas dos semanas, Pelosi admitió que había expresado que el equipo electoral del presidente no era muy competente: “nunca quede muy impresionada con su operación política”.
Esas son palabras filosas de la gran dama de la cúpula demócrata de 84 años de edad sobre un presidente de su propio partido. Biden, cuando uno de sus asistentes le preguntó por Pelosi, respondió que “ella hizo lo que tenía que hacer” para darle a los demócratas la mejor oportunidad para ganar en noviembre, y que agregó que Pelosi “le importa el partido” y no los sentimientos, reportó Politico.
Pero también se informa que Biden tiene resentimiento con el ex presidente Obama, su ex jefe cuando era vicepresidente, porque aparentemente no lo defendió cuando otros en el partido empezaron a promover la salida de la contienda del presidente.
El otro líder principal del partido, el jefe de la mayoría del Senado Chuck Schumer, otro quien en privado instó al presidente de abandonar su esfuerzo de reelección, declaró a Politico, en una expresión clásica de un político acuchillando a otro con palabras bonitas: “el presidente Biden es un patriota y sentó un ejemplo para todos los estadunidenses al una vez más poner su país por encima de todo lo demás”.
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