Este nuevo método, del que se publicaron los detalles el pasado 16 de septiembre en la revista Communications Earth & Environment, se basa en el despliegue de una red de sensores conocidos como geófonos que captan no solo la potente vibración de los terremotos, sino también el ruido sísmico provocado por el viento, el océano y la actividad humana.
El equipo tomó ideas de imágenes médicas y microscopios ópticos para desarrollar una nueva versión de la técnica existente conocida como imágenes matriciales. De esa manera, se busca sortear algunas de las dificultades para mapear volcanes, como la de no contar con muchos geófonos para registrar las ondas sísmicas que resuenan a través de la Tierra.
A medida que estas ondas se propagan, se pueden interpretar para determinar los diferentes tipos de materiales y de disposiciones de la corteza terrestre. Gracias a la nueva técnica, este análisis podría resultar más sencillo.
«Las erupciones volcánicas requieren un seguimiento preciso de la presión y la inflación del magma para mejorar las previsiones», explicaron los expertos en el artículo. «Comprender el almacenamiento de magma profundo es crucial para la evaluación de riesgos, aunque obtener imágenes de estos sistemas es un desafío», agregaron.
Como objeto de estudio, los investigadores analizaron el volcán La Soufrière, ubicado en el archipiélago de Guadalupe, territorio de ultramar francés en el mar Caribe. El reporte proporcionó una vista en 3D de su estructura interna a una profundidad de 10 kilómetros, con una precisión del orden de 100 metros. Asimismo, se confirmó la existencia de una gran zona de almacenamiento de magma estructurada por una red de bolsas de lava interconectadas.
«Esta herramienta de imagen se puede aplicar a cualquier red de geófonos y podría registrar la actividad volcánica de manera mucho más completa, lo que permitiría una mayor anticipación de las erupciones volcánicas en todo el mundo», indicó el equipo.
Una de las ventajas de esta técnica, es que reduce las distorsiones que se producen cuando las ondas sísmicas rebotan en diferentes elementos subterráneos, utilizando lo que se conoce como efecto memoria para realizar ingeniería inversa de las distorsiones y así poder determinar cuáles eran las señales originales.
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