BILL GATES TIENE CLARO CUAL FUE EL HABITO DE SU INFANCIA QUE LE HA AYUDADO A TENER EXITO EN SU CARRERA

No obstante, pese a todos los logros profesionales de su carrera, el millonario no está seguro si habría tenido la misma suerte si hubiera crecido como lo hacen los niños actuales.

En una reciente publicación en su blog personal, el cofundador de Microsoft destacó la importancia de su infancia alejada de los smartphones y las redes sociales. «Cuando me sentía inquieto o aburrido, desaparecía en mi habitación y me perdía en los libros o en las ideas, a menudo durante horas, sin interrupción”, escribió Gates.

Niños sin móviles

Según el magnate tecnológico, disponer de tiempo de reflexión y de aprendizaje profundo en su habitación, resultó un elemento clave en su desarrollo personal y profesional. «Fue crucial para mi éxito posterior», aseguraba Bill Gates.

En su escrito, Gates recomendó el libro recomendó el libro La generación ansiosa‘, del psicólogo social de la Universidad de Nueva York, Jonathan Haidt, en el que se explora el impacto de los smartphones y las redes sociales en el cerebro de los niños. El autor vincula problemas de salud mental, cada vez más habituales entre los jóvenes, con el contenido y el tipo de comunicación que se establece mediante los smartphones.

Mi móvil me estaba robando todos los tiempos muertos. Hasta que decidí ponerle fin

El actual debate entre padres, profesores y científicos se centra en si se debe limitar el uso de los smartphones e incluso de las pantallas en el proceso educativo de los niños. Sin embargo, Gates lo plantea desde otro punto de vista en el que se enfatiza que esta «infancia basada en el teléfono» puede dificultar el desarrollo de la creatividad y la resolución de problemas.

Según un estudio de la Universidad Sunway de Malasia, el uso de dispositivos móviles afecta a la eficiencia de los procesos de aprendizaje y memoria. Por su parte, desde el Child Mind Institute aseguran que uso de smartphones arruina la concentración, especialmente en el caso de los niños.

Una infancia de creadores, no de consumidores

En contrapartida, Gates habló de los beneficios de una infancia como las que vivieron las generaciones que, como la suya, crecieron fueron «infancias basadas en el juego» en la se desarrollaba el pensamiento creativo, tal y como sostiene una investigación de Harvard, en lugar de «una infancia basada en el teléfono».

«Nuestra capacidad de atención es como un músculo, y las interrupciones constantes y la naturaleza adictiva de las redes sociales hacen que sea increíblemente difícil que se desarrolle», escribió Gates.

La lectura del libro de Haidt hizo que el millonario se cuestionara si realmente habría desarrollado su gusto por la lectura si no hubiera tenido estos momentos de aburrimiento y «no hacer nada» previos a coger un libro y descubrir todo lo que aprendió durante su infancia.

Ese hábito de lectura y pensamiento profundo que Bill Gates adquirió durante su infancia le ha acompañado toda su vida, hasta el punto que incluso instauró la práctica de la «Semana del Pensamiento». Según publicaba The Wall Street Journal, cada año desde los 90, el millonario se retira una vez al año a una cabaña aislada con la única compañía de un montón de libros para estudiarlos.

Allí, sin acceso al correo electrónico ni distracciones, se sumergía en libros y documentos técnicos para idear proyectos futuros. Según se detallaba en el artículo del diario norteamericano, algunas de las iniciativas más exitosas de Microsoft, como el navegador Internet Explorer, surgieron durante estos períodos de concentración.

Aburrirse es una necesidad vital

Según Bill Gates, «sin la capacidad de concentrarse intensamente y seguir una idea a donde sea que lleve, el mundo podría perderse los avances que surgen al concentrarse en algo y mantenerlo ahí, incluso cuando la dosis de dopamina de una distracción rápida está a un clic de distancia».

El constante bombardeo de estímulos y dopamina que proporcionan las redes sociales impiden que el cerebro busque respuestas a preguntas que todavía no se han formulado. Hay quien lo llama incluso «la epidemia del aburrimiento«, pero el tal vez, aburrirte es lo mejor que nos puede pasar cuando somos niños…e incluso no tan niños.


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