El costo financiero de la deuda, que contempla tanto la contratada en moneda local como extranjera, considera gastos como el pago de intereses y otros. Este rubro es una de las grandes presiones del gasto público que, año tras año, ha ido incrementando a niveles no vistos.
La proyección de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) es que el siguiente año, el gobierno de Claudia Sheinbaum desembolse 1.38 billones de pesos por concepto del costo financiero de la deuda, lo que representa un crecimiento de 5.4% en comparación con lo aprobado para este año.
Con ello, el servicio de la deuda se ubicará en 3.8% del PIB el siguiente año, mayor al nivel de 3.7% que se espera termine este año. Incluso, lo que se gastaría en el costo de la deuda sería mayor a lo que el gobierno destinará el siguiente año al rubro de salud, donde el nivel estimado es de 2.5% del PIB.
El incremento en el costo financiero se da en un entorno donde se esperan menores tasas de interés ante una normalización de la política monetaria. De acuerdo con Hacienda, prevé que en el mismo año la tasa de interés nominal cierre en 8%, con lo que se esperaría que el Banco de México (Banxico) continúe recortando su tasa de interés que actualmente se encuentra en 10.25 por ciento.
“Para el 2025, se estima un nivel estable de la deuda pública como porcentaje del PIB, se espera una menor inflación, y un tipo de cambio sin variaciones significativas. Ante este escenario, la política de deuda mantendrá el costo financiero en niveles bajos y sostenibles, a través de priorizar el financiamiento interno con colocaciones de instrumentos a tasa fija y largo plazo. El financiamiento externo continuará como una fuente complementaria, al realizarse únicamente cuando las condiciones sean favorables. Además, la deuda externa, se mantendrá diversificada en distintas divisas, con el fin de mitigar el riesgo cambiario”, señaló Hacienda.
La dependencia, a cargo de Rogelio Ramírez de la O, señaló que el costo financiero como proporción del PIB en el 2025 es afectado por diversos factores, como el nivel de tasas de interés, el tipo de cambio, el acervo de deuda existente, el crecimiento esperado, así como el financiamiento que se contrate durante el ejercicio.
Presión al gasto público
El costo financiero es una de las presiones del gasto público que año tras año ha crecido. Para el 2025, el gobierno destinará 15 de cada 100 pesos que se destinen a este rubro, lo que limita el espacio fiscal con el que se cuenta para atender otros rubros del presupuesto, como salud, educación, seguridad, entre otros.
“La consecuencia de que incremente el costo financiero es que afecta, directamente, el flujo de recursos disponibles del gobierno, su liquidez. El servicio de la deuda es muy alto, ahí caben alrededor de 2.3 veces el gasto del Tren Maya, sólo para darnos una idea. Y si bien, a veces la deuda pública no crece, lo que se mantiene es el pago de intereses. Esto es lo que nos cuesta mantener la deuda”, dijo Luis Pérez de Acha, abogado fiscalista y socio del despacho Pérez de Acha e Ibarra de Rueda.
El incremento del costo financiero para el siguiente año, indicó Ricardo Cantú, investigador del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP) se debió también al incremento en el Saldo Histórico de los Requerimientos Financieros del Sector Público (SHRFSP), la deuda en su medida más amplia.
Dicho saldo, recordó, pasó de 46.8% del PIB en el 2023 a 51.4% del PIB al cierre de este año.
“Ese saldo histórico, y esas tasas de interés se reflejan. Si bien el indicador se mantiene constante como porcentaje del PIB, el saldo continúa aumentando. Si sigue creciendo el saldo, sigue creciendo el costo financiero”, insistió el investigador del CIEP.
De acuerdo con lo proyectado por la Secretaría de Hacienda, el SHRFSP llegará a 18.59 billones de pesos en el 2025, 6.2% más respecto a lo aprobado para este año.
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