Arañando la corteza. Ahora, un nuevo estudio ha revelado un nuevo aspecto de esta interacción. Lo ha hecho en la Sierra Nevada californiana, o más bien bajo esta sierra, donde han hallado pruebas de cómo el manto “pela” la corteza terrestre.
Delaminación. Los geólogos creen que, de vez en cuando, fragmentos de la litosfera acaban desprendiéndose de esta y hundiéndose en las capas superiores del manto terrestre. Este proceso es conocido como delaminación o hundimiento de la litosfera y podría ser responsable de las notables diferencias en el grosor de la corteza oceánica en contraste con la corteza continental, entre otras características de la geología y geografía del planeta.
Generalmente, este proceso se ve como un “goteo”: la roca más pesada de la corteza pierde consistencia y acaba desprendiéndose de la litosfera para hundirse en el manto, compuesto por materiales menos densos. Sin embargo, quizás esta delaminación sea más abrupta, algo así como si el manto terrestre “pelara” la corteza.
Ondas sísmicas. Como es habitual en este tipo de estudios, el equipo analizó la forma en la que se desplazan las ondas sísmicas a través de las capas interiores de la Tierra para así estudiar factores como la composición y densidad de estas capas. Sierra Nevada es una región sísmicamente activa, lo que implica una mayor facilidad para compilar datos de esta manera.
Las investigadoras responsables del estudio combinaron diversas fuentes de datos sísmicos en su estudio, comenzando por este análisis, denominado de función receptora. El equipo lo combinó con los datos del Catálogo Exhaustivo del Sistema Sísmico Nacional Avanzado (ComCat). En este catálogo detectaron la presencia de una “banda de sismicidad” en la región, ubicada a partir de los 40 kilómetros bajo la superficie, en la que se concentraban pequeños terremotos de magnitudes entre 1,9 y 3,2.
Rotura, no goteo. Gracias a las diferencias detectadas a través de las funciones receptoras, el equipo pudo hallar una capa diferenciada en el manto, una capa no tan diferenciada conforme se va extendiendo hacia el norte y que resulta consistente con la hipótesis de que parte de la litosfera en la zona sur se desgajó de la corteza hace varios millones de años.
Los pequeños terremotos por su parte, podrían ser indicativo de que este desprendimiento se hizo por rotura en lugar de por goteo, según las autoras del estudio. Los detalles de este análisis fueron publicados en un artículo en la revista Geophysical Research Letters.
Afianzando la hipótesis. Las pruebas aún no son concluyentes tal y como admite el equipo, pero se suman a las ya numerosas que sustentan la hipótesis de que la discontinuidad de Mohorovičić (la frontera entre la corteza y el manto superior de la Tierra) no es abrupta bajo la cordillera de Sierra Nevada, sino más bien gradual.
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