Suni Williams y Butch Wilmore, los astronautas de la agencia espacial estadounidense que viajaron en junio un el vuelo de prueba inaugural de las naves Starliner —que debía permanecer tan solo ocho días en la ISS—, pasan ahora a formar parte de la misión Crew-9. Es la novena del servicio de vuelos comerciales que SpaceX ofrece desde 2020 a la NASA para renovar la tripulación de la Estación Espacial Internacional, que lleva regularmente cuatro astronautas que pasan allí seis meses y regresan a tierra después de seis meses. El fallo de la Starliner ha alterado por completo esos planes.
Primero, la misión, inicialmente prevista para el pasado 18 de agosto, quedó pospuesta debido a los numerosos pequeños fallos de propulsión detectados en la Starliner durante su viaje de ida a la ISS. La Crew-9 tenía que esperar al retorno de la nave de Boeing, que se aplazó varias veces durante el verano mientras la agencia espacial y la compañía aeronáutica analizaban la causa de los problemas. Hasta que a finales de agosto la NASA decidió que Williams y Wilmore se quedarían en la estación y la Starliner volvería vacía, en medio de fuertes tensiones con Boeing.
Al tener que cumplir con su fecha de regreso en febrero de 2025, la Crew-9 ha pasado a reducir su duración a solo cinco meses. Y además, para poder acomodar en el viaje de vuelta a los astronautas atrapados en la ISS ha tenido que reducir su tripulación en la ida, de cuatro a dos miembros. Conservaron su plaza el estadounidense Nick Hague y el ruso Alexander Gorbunov, que entraron a la estación espacial pasada la 1.00 de la madrugada del domingo. Se quedaron en tierra dos mujeres: Zena Cardman y Stephanie Williams, que iban a ser la comandante y la especialista de misión y ahora tendrán que esperar una nueva oportunidad para poder cumplir el gran reto de pasar seis meses trabajando en la ISS.
Las dos astronautas de la tripulación original ceden su puesto a Butch Wilmore y Suni Williams, que ya habían realizado antes largas estancias en la ISS y no contaban con repetir la experiencia. Ambos se han integrado en los trabajos de investigación y mantenimiento del complejo orbital y, aunque inicialmente tenían previsto pasar solo una semana en la estación espacial, finalmente estarán ocho meses, si su regreso no sufre más retrasos.
Pese a la insistencia de Boeing en traer a ambos astronautas de vuelta su Starliner, la nave regresó sin tripulación el pasado 7 de septiembre. Se posó suavemente y sin ningún incidente en la base espacial de White Sands (Nuevo México, EE UU); y, dos días después, tras analizar todos los datos del vuelo de vuelta, la NASA admitió que Wilmore y Williams habrían llegado sanos y salvos dentro de la cápsula espacial: “Si hubiéramos tenido tripulación a bordo, habríamos seguido la misma secuencia de separación de la ISS, el mismo encendido de motores para desorbitar la nave y ejecutado la misma reentrada. Así que habría sido un aterrizaje seguro y exitoso”, declaró en una conferencia de prensa Steve Stich, director del programa de vuelos comerciales tripulados de la NASA.
Fallo del cohete de SpaceX tras el lanzamiento
Sin embargo, tras las pruebas realizadas durante el verano tanto en la Starliner como en tierra con motores iguales a los suyos, los modelos informáticos de Boeing —para simular la degradación de los propulsores de la nave durante el regreso— no convencieron del todo a la NASA. La agencia espacial estadounidense vio limitaciones e incertidumbres en esos modelos y consideró que podría haber demasiado riesgo para los astronautas. Tras el regreso de la nave sin problemas, se abrió una esperanza para que Boeing pueda conservar el programa de vuelos comerciales regulares a la ISS con sus naves Starliner. La NASA debería hacer públicos en los próximos meses los cambios que pide a la empresa para evitar nuevos problemas y la fecha en la que una Starliner podría volver a volar. De momento está descartado que lo haga antes del verano de 2025, acumulando un año más a la larga lista de retrasos del proyecto.
Y por lo menos hasta esa fecha SpaceX, la empresa aeroespacial de Elon Musk seguirá sin tener competidores en el servicio privado de transporte a la Estación Espacial Internacional que ofrece a la NASA. A pesar de que todos los vuelos tripulados en cápsulas Dragon han sido un éxito, en los últimos meses ha habido varios problemas menores con los cohetes Falcon 9 que las lanzan. El último fue el sábado: tras el lanzamiento de la misión Crew-9, la etapa superior del cohete —que es la que da el empujón final a la Dragon para colocarla en órbita— cumplió su función correctamente, pero luego cayó al océano fuera de la zona que estaba prevista para ello. Por ello, SpaceX ha decidido poner en pausa los lanzamientos con cohetes Falcon 9 hasta saber por qué se ha producido el fallo. Es la tercera vez, en los últimos tres meses, que hay un parón de esos cohetes, sin los que la compañía privada no puede lanzar más satélites Starlink ni misiones tripuladas.
Récord de permanencia en el espacio
Hoy por hoy, la única alternativa a las naves Dragon de Musk son las naves Soyuz rusas. En una de ella regresaron a la Tierra hace una semana dos cosmonautas de Roscosmos, Nikolai Chub y Oleg Kononenko, junto con la astronauta de la NASA Tracy C. Dyson. Chub y Kononenko han batido el récord de la misión más larga en la ISS, con 375 días; y sumándolos a los de sus cuatro estancias anteriores, Kononenko se ha convertido en la primera persona que pasa más de 1.000 días en el espacio.
Con la partida de la Soyuz MS-25 con esos tres tripulantes comenzó oficialmente la expedición número 72 de permanencia en la Estación Espacial Internacional, comandada por Sunita Williams, una de los dos astronautas de la Starliner que a partir de ahora ya no están atrapados en el espacio: tienen su plaza de regreso en una nave y, por fin, su traje espacial compatible para la vuelta. Hasta hoy habrían tenido que regresar sin traje en una nave Dragon, en caso de emergencia en la ISS.
Junto a ellos se quedaron otros cuatro oficiales de la NASA y tres cosmonautas de Roscosmos. Ahora, con la llegada del estadounidense Hague y el ruso Gorbunov en la misión Crew-9 de SpaceX, un total de 11 personas viven en la ISS. Pero será solo por unas horas, hasta que la misión Crew-8 regrese a la Tierra este lunes o martes con sus cuatro tripulantes. Después de eso, tras un verano de suspense y planes trastocados, hasta febrero de 2025 no está previsto el viaje a la estación de nuevos astronautas, que serán los que den el relevo a los atrapados Williams y Wilmore y a sus dos nuevos compañeros que acaban de llegar.
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