OTRA ESTAMPA INEDITA DE LA TRANSICION PRESIDENCIAL

El automotor se abrió lentamente paso hasta el altar a la patria, donde rindieron homenaje a los héroes que defendieron la nación de los invasores extranjeros.

En una nueva escena sin precedentes –como muchas de las que se han dado en los nuevos tiempos de transición–, la presidenta electa se unió a su próximo antecesor para encabezar la ceremonia por el 177 aniversario de la gesta heroica de los Niños Héroes de Chapultepec.

Es la primera ocasión que se rompe el tradicional y estricto protocolo militar para que un inminente sucesor presidencial –en este caso sucesora– acompañara al mandatario saliente a este acto de honores a los jóvenes que, como lo ha narrado la historia, defendieron con su vida el Castillo de Chapultepec el 13 de septiembre de 1847.

Fue el segundo acto en esta semana que ambos encabezaron ante elementos de las fuerzas armadas. El martes pasado brindaron un mensaje a la milicia en las instalaciones del Colegio Militar, donde –en una imagen frente a millares de efectivos– Sheinbaum afirmó: nunca emitiré una orden que vulnere los derechos humanos.

Ayer, al abrir el acto, una voz al micrófono rememoró que en esa fecha “se escribió con valor, abnegación y sacrificio una de las páginas más memorables de la historia de nuestro país, la cual se gestó durante los acontecimientos ocurridos en la intervención estadunidense a cargo del general Winfield Scott, quien atacó diversos puntos de la Ciudad de México con la intención de avanzar hacia el Castillo de Chapultepec, sede –entonces– del Colegio Militar y punto neurálgico para la defensa de nuestra nación”.

El Presidente y la futura mandataria depositaron una ofrenda floral y montaron una guardia de honor al pie del monumento a los Niños Héroes.

A su lado estuvieron los secretarios de la Defensa Nacional, Luis Cresencio Sandoval, y de la Marina, José Rafael Ojeda, así como la esposa del jefe del Ejecutivo, Beatriz Gutiérrez; la titular de Gobernación, Luisa María Alcalde; y el jefe de gobierno de la Ciudad de México, Martí Batres.

Previamente, con los honores que exige la solemnidad castrense, el comandante supremo de las fuerzas armadas realizó el pase de lista a los héroes de aquel episodio histórico:

Por el Heroico Colegio Militar, el teniente Juan de la Barrera y los cadetes Juan Escutia, Agustín Melgar, Vicente Suárez, Fernando Montes de Oca y Francisco Márquez; en tanto que por la Heroica Escuela Naval, el teniente José Azueta y el cadete Virgilio Uribe.

Tras escuchar cada nombre, los cientos de cadetes que participaron en la ceremonia lanzaron a coro el emblemático: ¡murió por la patria!.

López Obrador también entregó espadines a seis cadetes, el cual es un símbolo del compromiso de recibir con honor el encargo de defender la patria. En los nuevos tiempos, recibieron ese elemento tres cadetes mujeres y tres varones.

El único orador del acto, el cadete de tercer año Javier Enrique Valencia, remarcó que en esa cruenta batalla de 1847, quienes defendieron al país nos enseñaron que, sin importar los desafíos que amenacen a la nación, ninguno será superior a la voluntad y unión de los mexicanos.

Herederos de aquellos personajes, señaló, defenderemos los máximos ideales de libertad y justicia; como custodios de este legado, ante cualquier circunstancia que atente nuestra soberanía, daremos todo por el honor de México.

Tras las notas de la banda de guerra, una compañía de cadetes disparó una salva de fusilería para honrar la memoria de los Niños Héroes.


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