Se cree que el utensilio, de tamaño parecido al de un libro normal, data de finales de la Edad del Bronce o principios de la Edad del Hierro, en torno al primer milenio antes de Cristo. Muestra 60 signos distintos, 39 de los cuales son únicos y diferentes a los de cualquier otro antiguo sistema de escritura conocido.
Para grabar esos signos sobre basalto, un material duro y difícil de tallar, los antiguos artesanos utilizaban un taladro cónico para los trazos iniciales y herramientas redondeadas para el alisado. La ubicación y la frecuencia de aparición de algunas de esas marcas sugieren que pudieron utilizarse para representar números o signos de puntuación.
Al mismo tiempo, se observa que la mayoría de los caracteres utilizados presentan similitudes parciales con diversos sistemas de escritura antiguos, que se asemejan a los encontrados en escrituras de Oriente Próximo, así como a los de países geográficamente remotos como India, Egipto e Iberia occidental.
Los investigadores sugieren que ese texto podría referirse a un inventario de botín militar, un importante proyecto de construcción o una ofrenda a una deidad. Este descubrimiento, que aún está por estudiarse con más detalle, servirá de base para profundizar en las antiguas civilizaciones que habitaron el Cáucaso y en aspectos claves de la aparición y el desarrollo de la escritura en la región.
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